Ciclones Tropicales (Huracanes)
Duración | 3 de septiembre de 1988-19 de septiembre de 1988 | |
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Vientos máximos | 295 km/h (durante 1 minuto) | |
Presión mínima | 888 hPa | |
Daños | $5.5 mil millones (1988 USD) $10 mil millones (2009 USD) |
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Fallecimientos | 341 directos | |
Áreas afectadas | Islas de Barlovento, Venezuela, Haití, República Dominicana, Jamaica, América central, Península de Yucatán, Norte de México, Texas, Centro sur de Estados Unidos |
Ciclones tropicales
Un ciclón tropical consiste en una gran masa de aire cálido y húmedo con vientos fuertes que giran en forma de espiral alrededor de una zona central de baja presión. Genera lluvias intensas, vientos fuertes, oleaje elevado y mareas de tormenta.
Los ciclones tropicales presentan en planta un área casi circular y en el centro tienen la presión más baja. En 1988 la presión central del ciclón Gilberto fue de 888 milibares (mbar). Frecuentemente se desplazan con velocidades comprendidas entre 10 a 40 km/h. La energía de un ciclón es mayor conforme es más grande la diferencia de presiones entre su centro y su periferia; esta última es del orden de 1013 mbar (1 atmósfera).
Los ciclones tropicales se clasifican de acuerdo con la presión que existe en su centro o la intensidad de sus vientos, según la escala de Saffir-Simpson, se les denomina: onda tropical, perturbación tropical, depresión tropical, tormenta tropical y huracán (tabla 3).
Tabla 3. Clasificación de ciclones tropicales (Escala Saffir-Simpson)
Categoría |
Término |
Viento (km/h) |
Presión (mbar) |
OT |
Onda tropical |
* |
* |
PT |
Perturbación tropical |
* |
* |
DT |
Depresión tropical |
Menor que 62 |
* |
TT |
Tormenta tropical |
63 a 120 |
* |
H1 |
Huracán 1 |
121 a 150 |
Mayor a 980 |
H2 |
Huracán 2 |
151 a 180 |
979 a 965 |
H3 |
Huracán 3 |
181 a 210 |
964 a 945 |
H4 |
Huracán 4 |
211 a 250 |
944 a 920 |
H5 |
Huracán 5 |
Más de 250 |
Menor a 920 |
Las regiones donde se originan los ciclones se les conoce como zonas ciclogenéticas o matrices. Los ciclones que llegan a México provienen de la Sonda de Campeche, Golfo de Tehuantepec, Caribe (alrededor de los 13° latitud norte y 65° longitud oeste) y sur de las islas Cabo Verde (cerca de los 12° latitud norte y 57° longitud oeste, región Atlántica).
La temporada de ciclones tropicales en la República Mexicana suele iniciarse en la primera quincena del mes de mayo para el océano Pacífico, mientras que en el Atlántico durante junio, y termina en ambos océanos a principios de noviembre; el mes más activo es septiembre.
Las trayectorias que describen los ciclones están en función de las condiciones climatológicas existentes y pueden entrar o no a tierra. Su patrón promedio es más o menos conocido, aunque en algunos casos se presentan ciclones con trayectorias erráticas, como sucedió con el huracán Roxanne que afectó a México en octubre de 1995.
El pronóstico de la trayectoria de los ciclones tropicales sirve de guía para la toma de decisiones sobre la protección a la población, ya que se puede tener una idea de las posiciones que tendrá el ciclón en un futuro inmediato y de la evolución de su intensidad. A partir de éstos se establecen tiempos de alerta y se prepara la eventual evacuación de los habitantes en las zonas de riesgo.
La República Mexicana, debido a su ubicación entre los paralelos 16° y 32° latitud norte y por la gran extensión de litorales con que cuenta, es afectada por ciclones tanto en las costas del océano Pacífico como en las del Golfo de México y el Caribe. Por lo mismo, los asentamientos humanos cercanos a las costas están expuestos a la influencia de las perturbaciones ciclónicas. Las áreas afectadas regularmente abarcan más de 60% del territorio nacional.
Se ha observado que en México, entre mayo y noviembre, se presentan 25 ciclones en promedio con vientos mayores de 63 km/h, de los cuales aproximadamente 15 ocurren en el océano Pacífico y 10 en el Atlántico. De éstos, anualmente cuatro ciclones (dos del Pacífico y dos del Atlántico) inciden a menos de 100 km del territorio nacional.
Un ciclón, así como cualquier fenómeno natural, puede ocasionar un desastre de diversas proporciones. Su impacto destructivo depende no sólo de su intensidad, sino también de la conformación urbana que tengan las poblaciones en las que se presente. Los principales efectos de los ciclones son:
Viento
El viento distingue al ciclón de otros tipos de tormentas severas. Es el generador de otros fenómenos físicos que causan peligro: el oleaje y la marea de tormenta. Los huracanes tienen vientos mayores a los 120 km/h, que son muy peligrosos para la navegación (por el oleaje que se desarrolla) y generan fuerzas de arrastre que pueden levantar techados, tirar árboles y destruir casas. En el caso del huracán Gilberto, el viento alcanzó una velocidad máxima sostenida de 210 km/h con ráfagas de 280 km/h.
Precipitación
Los ciclones tropicales traen consigo enormes cantidades de humedad, por lo que generan fuertes lluvias en lapsos cortos. Las intensidades de la lluvia son aún mayores cuando los ciclones enfrentan barreras montañosas, como sucedió con el huracán Pauline en Acapulco que presentó una intensidad máxima de precipitación de 120 mm/h y una lámina de lluvia de 411 mm en un día.
Marea de tormenta
Corresponde a la sobreelevación del nivel medio del mar (de más de 1.0 m) en la costa. Ésta se produce por el viento que sopla en dirección normal a la masa continental. El máximo ascenso del mar ocurre cuando a la marea de tormenta se le suma la habitual (debida a la atracción de la Luna y el Sol sobre la Tierra, que se le llama astronómica). Como al incremento del nivel medio del mar se le agrega el oleaje que está produciendo el viento, no es obvio percatarse de la existencia de dicha sobreelevación. Sin embargo, a ello se debe que las olas impacten sobre estructuras que estaban tierra adentro. Paradójicamente, la marea de tormenta es la manifestación menos obvia de un ciclón para la población en general y, a la vez, es la que mayor número de muertes produce, ya que su efecto principal es la inundación de las zonas costeras bajas. Ésta cubre una extensa franja a lo largo de la costa.
Oleaje
Por la gran intensidad de los vientos y lo extenso de la zona en que actúan, se forman fuertes oleajes que pueden dañar de modo importante a la zona costera. Por una parte, las estructuras en tierra cercanas al mar quedan expuestas al oleaje al ascender el nivel medio del mar por la marea de tormenta, y por otra, pueden acarrear gran cantidad de arena de la costa hacia otros sitios con lo cual se disminuyen las playas.
Los ciclones tropicales también pueden producir efectos favorables, sobre todo porque son una de las principales fuentes de precipitación en el país y sus lluvias contribuyen a la recarga de acuíferos y aumentan el volumen de agua almacenado en las presas (especialmente en zonas con poca precipitación, como Monterrey, N. L.).