Sociales

 

RIESGOS SOCIOORGANIZATIVOS:


Lic. Mirna I. Chávez Salinas
Soc. Diana L. Rincón Sánchez
Mtra. Lilia C. Peralta Sánchez

 

Resumen

 Los riesgos socioorganizativos se circunscriben en el marco de eventos de afluencia y concentración masiva, así como por fallas técnicas o humanas en los sistemas vitales y estratégicos; que irrumpen en el equilibrio funcional de sus actividades y particularmente en alteraciones de tipo psicológico, social, económico y ambiental de la población. Se clasifican en los siguientes:

 

  • Desastres
  • Concentraciones masivas
  • Disturbios sociales
  • Asentamientos irregulares
  • Actos terroristas
  • Accidentes en transportes

 

Este tipo de riesgos, por su forma de ocurrencia, grado de organización, percepción del riesgo y grado de afectación al sistema, evidencian el nivel de vulnerabilidad en la población. La identificación de riesgos y vulnerabilidades permite planear estrategias y planes de prevención para población en general o una localidad en particular, a través de la gestión integral del riesgo, que tiene como finalidad preparar a la población para que identifique, reconozca y maneje sus riesgos, elementos básicos para la prevención.

 Finalmente, en el ámbito de la protección civil, es importante reorientar la conceptualización y las actividades hacia el estudio y concepción científica, técnica y operativa de los riesgos socioorganizativos, que en un plano general, son los de mayor incidencia en todo el territorio nacional.

 

5.1. Diagnóstico

 

De acuerdo con datos del inegi, nuestro país se ubicó en la undécima posición entre las entidades más pobladas del mundo en 2003, y requiere de los sistemas vitales y estratégicos que le proporcionan las condiciones básicas de vida y bienestar social para una población de 103’263,388 de habitantes (inegi, 2005).

 En México se desarrollan actividades sociales, políticas, religiosas, económicas, culturales, tecnológicas, ambientales y deportivas de índole variada, en esta dinámica se manifiestan de manera distinta la organización de diversos grupos, tanto de su población residente como la flotante, que en diferentes grados de concentración, intereses, funcionalidad, son proclives de originar los denominados riesgos socioorganizativos (figura 33). Éstos se circunscriben en el marco de eventos de afluencia y concentración masiva, así como por fallas técnicas o humanas en los sistemas vitales y estratégicos; que irrumpen en el equilibrio funcional de sus actividades y, particularmente, en alteraciones de tipo psicológico, social, político, religioso, económico y ambiental de la población.

Figura 33. Clasificación de los riesgos socioorganizativos

  1. Desastre: En esta condición se considera que los riesgos de origen natural y los socio-tecnológicos conllevan una dosis potencial, latente y detonante de riesgos sociorganizativos.

Atención adecuada: La generación del riesgo es directamente proporcional a las cualidades de la atención; para un primer plano, si la atención es oportuna, ordenada, eficaz, suficiente y digna, la población la reconoce como buena atención, lo que fomenta sentimientos de confianza, serenidad y reconocimiento, lo que deriva  en fortaleza en la fase de recuperación.

Atención deficiente: Cuando hay ausencia de atención o se considera insuficiente, la población tiende acumular insatisfacción o inconformidad, que más tarde se puede  transformar en agente o factor potencial de riesgos sociorganizativos.

 

  1. Concentraciones Masivas: Este tipo de fenómenos usualmente son planeados, y se instrumentan programas especiales de protección civil y procedimientos interdependenciales. Los tipos más representativos son:

Manifestaciones religiosas, a manera de ejemplo se puede citar las peregrinaciones a la Basílica de Guadalupe, la Semana Santa, visita a San Judas Tadeo en la Iglesia de San Hipólito y  el Día de Muertos, lo que genera en el exterior del contingente, interrupción de vialidades  y de transporte. Al interior se pueden presentar, lesiones, desmayos, insolación, hipotermia o situaciones que ponen en riesgo a la  población local y asistente.

Cívicas: el 1ro. de Mayo, el 15 y 16 de septiembre, el 20 de noviembre que se llevan a cabo en el  Zócalo capitalino y en la mayoría de las plazas cívicas en las poblaciones del país; donde por su escala y diseño se presta a la realización de ceremonias relevantes.

Musicales: por la cantidad de personas que se concentran en auditorios, instalaciones deportivas, estadios o foros,  acumulan una gran cantidad de ansiedad y tensión emocional. Además si las condiciones  de seguridad no son las apropiadas y no se cumple con lo convenido por parte de los organizadores, pueden desatarse reacciones violentas que cobren lesiones o fallecimientos masivos; provocando la incapacidad de respuesta y atención de los cuerpos de auxilio y emergencia.

Deportivos: como el fútbol, ante la insatisfacción provocada por las decisiones tomadas por los árbitros (factor de riesgo), la afición es susceptible de transformar su comportamiento bajo la pasión del juego y, aunado  a la ingesta de bebidas alcohólicas, los insultos pueden derivar en actos violentos. Otro modalidad de concentración es el Maratón Internacional de la Ciudad de México, que cubre gran parte de vialidades del df.

Políticos: en cualquier proceso electoral, sea federal, estatal o local se pueden pronunciar en concentraciones masivas, las expresiones de fanatismo,  intereses económicos y de poder, diferencias ideológicas; así como el arribo de simpatizantes a las principales sedes de gobierno. De manera especial la Ciudad de México como centro político nacional recibe contingentes que afectan de manera directa a sus habitantes, situación que altera vialidades, servicios y  acumulación de basura.

Ideológicas: contingente numeroso cuyo fin es la manifestación de inconformidad, exigencias y posicionamiento ante situaciones determinadas, pueden alterar parcial o temporalmente algunos servicios vitales principalmente vialidades. Sin embargo por lo general no llegan a provocar disturbios sociales severos, casos como la marchas zapatistas, “Por un México Seguro,” Conmemoración del 2 de octubre, demandas laborales diversas.

 

 

  1. Los Disturbios Sociales: Se van gestando de modo paulatino ante inconformidades acumuladas y en ciertas condiciones se transforman en detonantes del riesgo. Se pueden presentar enfrentamientos en marchas, motines, y confrontaciones que en casos extremos pueden derivar en linchamientos.

Estos fenómenos sociorganizativos han incrementado su grado de violencia y desorden,  debido a que se conjugan  diversos aspectos que pueden propiciar actos ilícitos en forma multitudinaria, quebrantar el orden social y en ocasiones provocar caos por histeria colectiva. Entre los casos representativos figuran: los linchamientos en la Delegación Tláhuac en 2004; la huelga de la Universidad Nacional Autónoma de México, en 1999 que concluyó  en el 2000; enfrentamientos y paros frecuentes de transportistas y comerciantes, lo que ocasiona alteraciones en vías primarias y secundarias, que afecta a la población y al medio ambiente. En 2006,  los problemas del movimiento magisterial en el estado de Oaxaca.

 

 

  1. Asentamientos Irregulares por el acelerado crecimiento de la mancha urbana y la necesidad de vivienda, resulta común que la población ocupe de manera irregular sitios considerados de alto riesgo en:

Cauces de ríos

Barrancas

Laderas Inestables

Zonas de minas

 

 

  1. Actos Terroristas: la amenaza por artefacto explosivo y actividades bioterroristas son problema recurrente, provoca alarma en la población, comúnmente se registran llamadas telefónicas que advierten la existencia de una “bomba”, generalmente se presentan en instalaciones estratégicas, gubernamentales, educativas o bancarias, sin tener hasta el momento pérdidas humanas; sin embargo alteran las actividades habituales, generan pánico y movilización innecesaria de población en los inmuebles y vialidades  aledañas.

En el 2001, las actividades bioterroristas, que involucraron al Servicio Postal de los Estados Unidos, infectaron 22 personas con carbunco[1] (Ántrax),  y a 7 sobrevivientes se les confirmó la enfermedad. Esa situación puso en alerta a nuestro país y de manera preventiva, se implementó un procedimiento operativo para ser aplicado en caso de que se presentara en México.

Aunque este problema en México no posee un nivel alarmante como en otros países,  se deben prever consideraciones necesarias.

 

 

  1. Accidentes en transportes: Fallas en el sistema transporte colectivo, concesionado y particular sea comercial o de pasajeros, aeronaves privadas y gubernamentales.

Estos constituyen una amenaza para la seguridad y vida de la población;  caso particular son en las instalaciones del Sistema de Transporte Colectivo Metro, pues ante la interrupción súbita o inesperada del servicio, se produce la evacuación y desplazamiento de modo masivo y desorganizado de los usuarios, quienes se ven forzados a utilizar rutas y medios de transporte alternos, generalmente rebasados en su capacidad.

La figura de fenómenos sociorganizativos abarca las probables emergencias ocasionadas en concentraciones masivas, accidentes de transporte y fallas en sistemas tecno-industriales y de servicios públicos. Sin embargo, el concepto  presenta problemas en relación con las nociones de accidente, catástrofe y la vinculación entre fenómenos naturales –fisicoquímicos, geológicos, hidrometeorológicos- y los socio-tecnológicos, que pueden conformar desastres. A los fenómenos sociorganizativos por lo general se les resta importancia a los contenidos sociales sustantivos, que son los que definen cualquier consideración de desastre.[2] El problema conceptual radica en el hecho que todo desastre engloba un fenómeno sociorganizativo. Así es necesario que los estudiosos intenten precisar el concepto; en tanto, se seguirá abordando sobre la definición del Sistema Nacional de Protección Civil.

En cuanto a las características de detonación del fenómeno sociorganizativo, son accidentales como ocurrencia de un suceso eventual o acción de que involuntariamente puede dañar a las personas, bienes y entorno, y en algunos casos, incidentales, que se generan, desarrollan y derivan del evento principal.

En los conglomerados, concurren personas con  características y costumbres heterogéneas, por lo que  el comportamiento pueden ser imitativo y ocasionar que ante la percepción de un posible peligro, se generen reacciones no adaptativas ante el temor, y transformarse en caos.[3]

Asimismo, la actitud individual o colectiva puede desembocar en conductas antisociales, en especial para los casos en que se pretende o se logra alterar el orden público, intimidar o amenazar a la población de un determinado inmueble, organización, dependencia o institución a la que se determina como estratégica, representante o condicionante de una situación de vulnerabilidad, afectación o limitación ideológica, económica, social o política.

Las conductas imprudenciales son de mayor recurrencia, las cuales no dependen directamente del número de personas ni el contexto, sino de las causalidades y los efectos resultantes, tal es el caso de contingentes en desbandada, las avalanchas humanas que ocurren en los estadios, peregrinaciones, espectáculos musicales masivos, accidentes en  los diferentes medios de transportes vía aérea, terrestre o marítima; y se constituyen como los principales generadores de daños o pérdidas materiales o humanas.

Las reacciones violentas incontroladas, eufóricas o inconscientes son factores comunes que, bajo la percepción de masa, propician caos, agresión colectiva, pánico generalizado entre otras, lo que se intensifica si existen condiciones emocionales de agravio previo, descontento, desinformación, fanatismo, por mencionar algunos.

Otras características que se incorporan en los riesgos sociorganizativos son: el carácter de desorden público, el descuido y la inconciencia, los que en visión de conjunto ponen de manifiesto la complejidad de tratamiento, porque además de que irrumpen en el equilibrio habitual de las actividades; provocan alteraciones de tipo psicológico, social, económico y ambiental de la población; pueden en caso extremo, producir desarrollar algún desastre de magnitudes incalculables.[4]

Tanto para los riesgos de tipo natural, como los tecnológicos y sociales, el desastre se desarrolla en un lugar y tiempo determinado, que evidencia el grado de vulnerabilidad de una grupo social establecido. Dicha vulnerabilidad se desprende de las condiciones socioeconómicas previas a la aparición del fenómeno perturbador; es consecuencia de un proceso de acumulación de factores socioeconómicos, ambientales, sanitarios, nutricionales e incluso psicosociales.[5]

Con el desarrollo de la cultura de la prevención en América Latina, se han adoptado diversos criterios fundamentados en investigaciones de la Red de Estudios Sociales en Prevención de Desastres en América Latina y en México del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (ciesas), entre otros, respecto al tema de vulnerabilidad, que precisa la existencia de diversos aspectos que componen y determinan en conjunto la susceptibilidad de afectación o daño en la población ante determinado riesgo. Estos son clasificados en los tópicos de vulnerabilidad natural, física, técnica, económica, social, política, ideológica, cultural, educativa, ecológica, e institucional.[6] A todos estos tipos, en materia de protección civil se sugiere considerar la vulnerabilidad informativa, debido a que la población es vulnerable al no conocer e identificar los riesgos.

La vertiente de investigación no se reduce a la determinación de lo que es vulnerabilidad, sino a mitigarle. Una reducción real de la vulnerabilidad está asociada al desarrollo. Hay una correlación muy estrecha entre desarrollo y prevención, mitigación o reducción de la vulnerabilidad, por varias razones: primero, porque a mayor desarrollo hay más recursos materiales y se cuenta con algo que defender. Quien no tienen bienes ni perspectiva alguna en su vida, puede convivir con el riesgo y aceptar vivir en el fondo de una barranca, expuesto a derrumbes, hundimientos e inundaciones, porque quizá no tiene alternativa; únicamente satisface sus necesidades básicas, sin embargo pero si existe una percepción del riesgo real y cuenta con los recursos no se va a ubicar en una zona de tan alta vulnerabilidad porque sabe que ahí va a estar expuesto al peligro.[7]

Dentro de las comunidades, el riesgo ha sido asumido por generaciones como una situación fortuita y natural. La vulnerabilidad es su condición de vida y lo que nosotros llamamos desastre es tan sólo un elemento más de la normalidad.[8] En una zona de riesgo los habitantes que se niegan a reubicarse, son conscientes de este hecho.[9]

Esta visión conlleva a considerar la percepción del riesgo, es decir el imaginario colectivo que tiene la población de los peligros y la vulnerabilidad que existe en su comunidad, esto se traduce en una concepción positiva o negativa, que fortalece la capacidad de respuesta de la población  o que incrementa su  vulnerabilidad.

Conocer la percepción del riesgo, permite planear estrategias y planes de prevención de acuerdo con la forma de pensar y la concepción de riesgo que tenga la población en general  o una localidad en particular.

Tal como sostiene la doctrina de las ciencias de la comunicación, el entendimiento compartido entre el emisor y el receptor es esencial para la transmisión del conocimiento, o sea para que una persona pueda entender y reconocer el potencial de futuros eventos,[10] sin embargo, a pesar de la difusión y divulgación, en ocasiones  muy intensa, que se hace en los programas de sensibilización, una parte de la población tiene un periodo muy bajo de percepción de los riesgos o de crear conciencia a partir de los mismos, tienden a olvidar esas cosas, prefieren tener en mente asuntos más agradables, de interés diario, que estos peligros a largo plazo. [11]

En este sentido, la identificación de riesgos y vulnerabilidades, la percepción como reconocimiento del riesgo y su manejo, forman elementos de la denominada gestión integral del riesgo de desastre que son las acciones que se organizan de manera individual o colectiva para transformar las condiciones de riesgo o posibilidades de sufrir daños en vida o patrimonio, mediante el control, eliminación de las causas que intervienen en el desarrollo  de los accidentes y desastres: amenazas o peligros; y las diferentes vulnerabilidades.

Bajo esta perspectiva se presentan 5 pasos fundamentales para llevar a cabo la gestión integral de riesgos :

Conocer conceptos básicos (amenaza, peligro, vulnerabilidades, riesgo, accidente y desastre)

Identificar riesgos

Analizar causas de origen de riesgos

Organizar el programa comunitario

Trabajar sobre la anulación y mitigación de riesgos.[12]

Como reflexión final en los riesgos sociorganizativos se consideran aspectos como contexto en que se desarrollan, actitudes o comportamientos detonantes y forma gradual de impacto en  determinado sistema; de este modo resulta implícita la relación de desastres originados por fenómenos perturbadores de origen natural o antrópico con el riesgo sociorganizativo y su impacto social, en donde pueden identificarse las vulnerabilidades, percepción de riesgos y su manejo, elementos constitutivos de la gestión integral de riesgos; sin embargo, se precisa que dentro del esquema propositivo de la tendencia preventiva de desastres, se debe evitar confundir a los riesgos sociorganizativos –a pesar de su difícil delimitación- con los conceptos de construcción social de riesgos -identificación, reconocimiento y aceptación de riesgos por la sociedad- y;  de riesgos, peligros y vulnerabilidades sociales.

[1] El carbunco es una enfermedad infecciosa causada por las bacterias formadoras de esporas llamadas Bacillus anthracis.. Utilizado como un agente potencial de arma biológica o para bioterrorismo.-Medline Plus, Enciclopedia Médica.- Servicio de la Biblioteca Nacional de Medicina de EEUU y los Institutos Nacionales de la Salud .

[2] Jesús Manuel Macías, “Los fenómenos “sociorganizativos” y su pertinencia conceptual en e l Sistema Nacional de Protección Civil”, Desastres y protección civil  :problemas sociales, políticos y organizacionales, dgpc-ciesas, México,1999, p. 57.

[3] Ospina Uribe, Wilfredo Rafael, Eventos masivos. Amenaza, vulnerabilidad y riesgo. Dirección de Prevención y Atención de Emergencias, Bogotá.

www.svrdpae5.fopae.gov.co/websire/Masivo/amenaza.htm#amenaza  octubre 9, 2006.

[4] Jesús Manuel Macías, “Los fenómenos...” op.cit, p. 57

[5] Gentile, Elvira. “El niño no tiene la culpa: Vulnerabilidad en el noreste argentino”. Desastres y Sociedad. Revista semestral de la Red de Estudios Sociales en Prevención de Desastres en América Latina. No 3. Agosto Diciembre 1994. p. 89

[6] Wilches Chaux, Gustavo. “La Vulnerabilidad Global”. Los desastres no son naturales. La Red de Estudios Sociales en Prevención de Desastres en América Latina. 1993

[7] Meli, Roberto. “El Legado”, Mesa iv,  20 años después de los sismos de 1985, puec-unam, México, 2005, pp. 246-247.

[8] Mansilla, Elizabeth. “¿Pánico crónico en el Pánuco? El verano negro del 93”. Desastres y Sociedad. Revista semestral de la Red de Estudios Sociales en Prevención de Desastres en América Latina. No 3. Agosto Diciembre 1994. p. 115

[9] Evans, Victoria J. “Percepción del riesgo y noción del tiempo” Desastres y Sociedad. Revista semestral de la Red de Estudios Sociales en Prevención de Desastres en América Latina. No 3. Agosto Diciembre 1994. p. 10

[10] Evans, Victoria J. “Percepción...”, op.cit, p. 11.

[11] Meli, Roberto, “El Legado”..., op. cit, p 241.

[12] Pliego Carrasco, Fernando y Beatriz Avilés G,  Guía Comunitaria par la prevención de desastres, Gobierno de la Ciudad de México, Instituto de Investigaciones unam, México, 2002. p. 72 y Anexo II Cartel 13.

 

 RIESGOS SOCIO ORGANIZATIVOS

      PROPUESTAS

  1. Elaboración de una Norma Técnica Complementaria para la clasificación de riesgos sociorganizativos en el ámbito de protección civil.
  2. Proyectos de investigación social sobre el comportamiento de la poblacion ante los riesgos que general los fenomenos naturales y los antropogenicos.

En el ámbito de la protección civil es importante reorientar la conceptualización y las actividades hacia el estudio y concepción operativa, técnica y científica de los riesgos sociorganizativos, que en plano general, son los de mayor incidencia en todo el territorio  nacional y que por su multiplicidad de circunstancias detonantes.

Por ello se propone lo siguiente:

  1. Elaboración de una Norma Técnica Complementaria para la clasificación de riesgos sociorganizativos en el ámbito de protección civil.
  1. Realizar proyectos de investigación social (idem 1).

En vista de que en el ámbito social las investigaciones no han sido concluyentes en aspectos pragmáticos, es importante continuar la investigación para que la población conozca, maneje y acepte los riesgos;  y se incorpore a los programas gubernamentales.

OBJETIVO: Proporcionar sustento teórico metodológico que faciliten la implementación de programas específicos para prevenir riesgos.

  • Condiciones de vida y vulnerabilidad en las comunidades que habitan zonas de barrancas.
  • Condiciones de vida ante riesgos naturales en poblaciones marginadas del campo y la ciudad.

 

Bibliografia:

  1. SOCIORGANIZATIVOS

Evans, Victoria J. “Percepción del riesgo y noción del tiempo”, Desastres y Sociedad. red de Estudios Sociales en Prevención de Desastres en América Latina, semestral, No 3. Agosto Diciembre, Colombia, 1994, pp.9-22.

Gentile, Elvira, “El niño no tiene la culpa: Vulnerabilidad en el noreste argentino”. Desastres y Sociedad, red de Estudios Sociales en Prevención de Desastres en América Latina, semestral, No 3. Agosto Diciembre, Colombia, 1994. pp. 87-106.

Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática, Dinámica poblacional, 2005.

Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática, Dinámica poblacional, 2003.

Ley y Reglamento de Protección Civil para el Distrito Federal, 2005

Macías Jesús Manuel “Los fenómenos ‘sociorganizativos’ y su pertinencia conceptual en el Sistema Nacional de Protección Civil”, Desastres y protección civiles: problemas sociales, políticos y organizacionales, dgpc-ciesas, México,1999, pp. 57-62.

Mansilla, Elizabeth. “¿Pánico crónico en el Pánuco? El verano negro del 93”., Desastres y Sociedad. red de Estudios Sociales en Prevención de Desastres en América Latina, semestral, No 3. Agosto Diciembre, Colombia, 1994. pp. 107-118.

Ospina Uribe, Wilfredo Rafael, Eventos masivos. Amenaza, vulnerabilidad y riesgo. Dirección de Prevención y Atención de Emergencias, Bogotá. www.svrdpae5.fopae.gov.co/websire/Masivo/amenaza.htm#amenaza, octubre 9, 2006.

Pliego Carrasco Fernando y Beatriz Avilés Garibay, Guía Comunitaria para la prevención de Desastres. Gobierno de la Ciudad de México, Instituto de Investigaciones unam, México, 2002,  99 p.

Programa universitario de estudios sobre la ciudad, 20 años después de los sismos de 1985, puec-unam, México, 2005.

Secretaría de Gobernación, Programa Nacional de Protección Civil 2001–2006, México, 2001.

Wilches-Chaux Gustavo La Vulnerabilidad Global, Los Desastres no son Naturales, de la red de Estudios Sociales en Prevención de Desastres en América Latina, Colombia, 1993. pp. 11-44.