Precipitación pluvial
La precipitación pluvial se refiere a cualquier forma de agua, sólida o líquida, que cae de la atmósfera y alcanza a la superficie de la Tierra. Puede manifestarse como lluvia, llovizna, nieve o granizo.
La lluvia consiste de gotas de agua líquida con diámetro mayor a 0.5 mm. La llovizna está formada con gotas más pequeñas, de 0.25 mm o menos, que caen lentamente, por lo que rara vez la precipitación de este tipo supera 1 mm/h. La nieve está compuesta de cristales de hielo que comúnmente se unen para formar copos. El granizo está constituido por cuerpos esféricos, cónicos o irregulares de hielo con un tamaño que varía de 5 a más de 125 mm.
La humedad, que es la cantidad de vapor de agua en el aire, se produce por la evaporación en la superficie del agua de océanos, mares, lagos, lagunas, ríos, arroyos y de los suelos, así como por la evapotranspiración de plantas y animales; siempre está presente en la atmósfera, aun en días con cielo despejado. Cuando existe un mecanismo que enfría al aire, el vapor se condensa y se transforma al estado líquido en forma de gotas, o bien, al estado sólido como cristales de hielo; ambos estados dan lugar a cuerpos muy pequeños (su diámetro es del orden de 0.02 mm) que en conjunto constituyen las nubes.
Para que ocurra la precipitación, se requiere que en las nubes exista un elemento (núcleo de condensación o de congelamiento) que propicie la unión de pequeños cuerpos (gotas de agua o cristales) a un tamaño tal que su peso exceda a los empujes debidos a las corrientes de aire ascendentes. Estas gotas al caer también hacen que se junten otras, por lo que el proceso se extiende como una reacción en cadena.
Tipos de precipitación
La precipitación lleva el nombre del factor que causó el ascenso del aire húmedo, el cual se enfría conforme se alcanzan mayores alturas. La lluvia ciclónica es resultado del levantamiento de aire por una baja de presión atmosférica. La lluvia de frente cálido se forma por la subida de una masa de aire caliente por encima de una de aire frío. La orográfica se da cuando las montañas desvían hacia arriba el viento, sobre todo aquel proveniente del mar. Del mismo modo, la convectiva se forma con aire cálido que ascendió por ser más liviano que el aire frío que existe en sus alrededores y se presenta en áreas relativamente pequeñas, de manera general en zonas urbanas.
En la República Mexicana, con una superficie continental de 1,959,248 km2 (inegi), hay un promedio anual de 773.5 mm de precipitación pluvial (conagua), que corresponde a un volumen de 1,514 km3 . En la zona norte y en el altiplano[1]* (52% del territorio nacional, 1,018,809 km2), la media anual es inferior a los 500 mm, y en sólo una porción del sureste (7% del territorio nacional, 137,147 km2), la precipitación alcanza valores superiores a los 2,000 mm anuales (figura 12).
La precipitación ocurre en dos ciclos anuales; el más importante tiene lugar de mayo a noviembre y concentra 80% de las lluvias, debido a que en esta temporada aparece el mayor número de huracanes y tormentas tropicales; el segundo ciclo, lluvias de invierno, ocurre de noviembre a abril y obedece a invasión de masas de aire polar (nortes) que afectan gran parte del país. La gran diversidad orográfica de México tiene gran influencia en la precipitación, en especial las sierras Madre Occidental y Oriental sobre el altiplano. La mayor parte de las lluvias provenientes de los océanos chocan con las serranías y caen en las vertientes, mientras que en el altiplano y la mesa central del país sólo descargan las que sobrepasan los macizos montañosos.
Figura 12. Precipitación máxima, media y mínima de la República Mexicana, periodo 1941-2005
(Comisión Nacional del Agua)
OLA DE CALOR
Una ola de calor o canícula es un periodo prolongado de tiempo excesivamente cálido, que puede ser también excesivamente húmedo. El término depende de la temperatura considerada "normal" en la zona, así que una misma temperatura que en un clima cálido se considera normal puede considerarse una ola de calor en una zona con un clima más templado. Este tiempo cálido puede ser el normal a lo largo de un año, o puede ser un incremento anormal de temperaturas que tiene lugar una vez cada siglo.
GRANIZADAS
La magnitud de los daños que puede provocar la precipitación en forma de granizo depende de su cantidad y tamaño. En las zonas rurales, los granizos destruyen las siembras y plantíos, a veces causan la pérdida de animales de cría. En las regiones urbanas afectan a las viviendas, construcciones y áreas verdes; en ocasiones, el granizo se acumula en cantidad suficiente dentro del drenaje para obstruir el paso del agua y generar inundaciones durante algunas horas.
Las zonas más afectadas de México por tormentas de granizo son el altiplano de México y algunas regiones de Chiapas, Guanajuato, Durango y Sonora.
Durante el periodo de 1979-1988, según registros de la Comisión Nacional del Agua, los estados que sufrieron más daños en la agricultura fueron: Guanajuato (109,767 ha), Chihuahua (56,355 ha), Tlaxcala (51,616 ha), Nuevo León (37,837 ha) y Durango, (35,393 ha). Asimismo, dentro de estos registros se estimó una población expuesta mayor a los 6 millones de habitantes.