América Latina y el Caribe busca reducir el riesgo de desastres en la agricultura y la seguridad alimentaria

Entre 2003 y 2014 el costo de los desastres naturales en la región alcanzó USD 34.300 millones, afectando a 67 millones de personas.

 




Entre 2003 y 2013, la mayoría de las pérdidas en la producción de cultivos y ganado en América Latina y el Caribe ocurrieron después de las inundaciones (55 %), seguido por sequías (27 %) y las tormentas (10 %).


07 de junio de 2016, Santiago de Chile – Los países de América Latina y el Caribe buscan incrementar la resiliencia del sector agrícola y los medios de vida a las amenazas, crisis y desastres como una precondición fundamental para erradicar el hambre y lograr el desarrollo sostenible, señaló hoy la FAO.

 

Una región en riesgo

Entre el 2003 y el 2014 el costo de los desastres ocasionados por fenómenos naturales en América Latina y el Caribe alcanzó USD 34.300 millones, una cuarta parte de las pérdidas a nivel global, afectando a cerca de 67 millones de personas.

Según la FAO, los desastres vinculados al clima, cuyo impacto y frecuencia son exacerbados por el cambio climático, son los que más afectan a la región, totalizando un 70% de las emergencias.

Según el Índice de riesgo climático global publicado en 2016, tres de los cinco países con mayor riesgo están en América Latina y el Caribe: Honduras, Haití y Nicaragua.  Guatemala se encuentra en décimo lugar.

Un tercio de la población regional vive en zonas altamente expuestas ante amenazas geológicas y particularmente hidro-meteorológicas.

“Los desastres tienen un efecto desproporcionado sobre las personas viviendo en condiciones de pobreza. Entre 1975 y 2000, la población viviendo en pobreza extrema concentró 68% de la mortalidad por desastres”, explicó Meza.

 

Impactos sobre el sector agrícola

Según la FAO, entre el 2003 y el 2013, el sector agrícola de los países de América Latina y el Caribe sufrió 16 % de los daños y pérdidas causadas por desastres. El sector agrícola sufrió el 6% de los daños totales a los activos físicos y sufrió el 23% de las pérdidas totales en términos de producción y daño a los medios de vida.

Dentro del sector agrícola, el 71 % de los efectos de los desastres afectaron a cultivos, el 13 % a los bosques, el 10 % a la ganadería y el 6 % a la pesca.

El impacto económico sobre el sector agrícola puede ser devastador: en Colombia, la ola invernal de 2010-2011 generó pérdidas y daños agrícolas por 824 millones de dólares; mientras que las inundaciones de Tabasco del 2007, México totalizaron 816 millones de dólares de daños en el mismo sector. Sólo en Nicaragua, el Huracán Félix causó pérdidas de 608 millones de dólares en 2007 para la agricultura.

Entre 2003 y 2013, la mayoría de las pérdidas en la producción de cultivos y ganado en América Latina y el Caribe ocurrieron después de las inundaciones (55 %), seguido por sequías (27 %) y las tormentas (10 %).  Brasil fue el país más afectado, en parte debido al gran tamaño de su producción agrícola.

“Luego de los desastres, las importaciones agrícolas aumentaron significativamente en muchos países de la región. En promedio, el valor de las importaciones aumentó 25% en comparación a los valores proyectados”, explicó Meza.

Los desastres también afectaron el crecimiento del sector: según la FAO, 2,7 % de crecimiento del sector se perdió en promedio después de los desastres en la región entre 2003 y 2013 en la región.



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